FIBROMIALGIA
¿Quién no ha oído hablar de ella?
¿Quién
no conoce a alguien que la padezca?
Esta
enfermedad es cada vez más frecuente en nuestro entorno y su complejidad hace
que abordar a un paciente de estas características nos plantee a nivel de
consulta un reto. Tratar a los pacientes con Síndrome de fibromialgia puede ser
una experiencia de crecimiento para el médico integrista, pues nos ayuda a
aceptar nuestras propias limitaciones para conseguir el alivio del sufrimiento
de los pacientes. Así brindamos un apoyo compasivo a nuestro paciente mediante
un plan de tratamiento que sobre todo se basa en las ideas y actividad del
paciente más que en nuestras prescripciones médicas.
Los criterios diagnósticos para la
Fibromialgia son:
Ø Dolor difuso
Ø Hipersensibilidad
de 11 puntos sobre 18 definidos
Ø Otros signos
y/o síntomas característicos como el sueño no reparador, la fatiga crónica, el
síndrome de colon irritable, trastornos de ánimo, …
A día de hoy sigue siendo controvertido el
grado en el cual los componentes psicológicos contribuyen a la sensibilidad del
dolor y a la expresión de los síntomas. Se ha llegado a relacionar en un
porcentaje nada despreciable una elevada frecuencia de estrés postraumático en
estos pacientes, por ello la importancia de una historia clínica muy cuidadosa
que nos pueda revelar un suceso o período detonante de estrés (un accidente,
shock emocional, enfermedad pseudogripal, trabajo excesivo, …). Este impacto de
carácter estresor incide sobre personas que parecen tener un temperamento
sensible antes de presentar los síntomas, tienen un aumento de sensibilidad al
entorno, a los factores medioambientales, tendencias a ser muy cuidadosos tanto
a nivel físico como emocional. ¿Pudiera ser una enfermedad social dado que
vivimos en una sociedad altamente productiva a expensas del alto cuidado
personal externo? Esta forma de ser y de procesar la información les hace
susceptibles y vulnerables al estrés (del tipo que sea) provocando una
sensibilidad mayor del sistema nervioso central (SNC) al dolor (esto se ha
podido observar en estudios de resonancias magnéticas funcionales). Como dice
el Dr. John Sarno ¿pudiera ser que un dolor emocional pudiera ser sustituido
por un dolor físico?
Se contemplan los factores genéticos y
ambientales en la génesis de este síndrome. Al aparecer de forma concomitante
con algunas enfermedades autoinmunes también se valora esta línea de
investigación y al tener una prevalencia mayor en mujeres nos apunta una
posible influencia hormonal, además de haberse observado alteraciones del ciclo
de regulación del cortisol y en los sistemas adrenérgico y serotoninérgico.
A partir de estas premisas, ¿cómo abordar un
tratamiento en este tipo de pacientes?
Cuando un/a paciente con Síndrome de
Fibromialgia se acerca a nuestra consulta nos encontramos a una persona ya desesperada
y en muchas ocasiones incomprendida, acuden altamente medicados, lo cual a
veces nos hace sospechar además que algunos síntomas que presentan pueden tener
su origen en efectos secundarios a los fármacos que consumen. Como ven el reto
no es nada fácil.
La historia clínica ha de ser minuciosa,
haciendo hincapié en los síntomas y su aparición, a la vivencia de
los mismos, a la búsqueda del posible detonante estresor, al estilo de vida,
tanto familiar, como laboral, los hábitos nutricionales, las modalidades de
mejora y agravamiento de los síntomas, rasgos caracteriales y emocionales, …, y
un largo etcétera.
El tratamiento convencional suele ser con
fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) a pesar de que en un ensayo
comparativo en el que se examinó su eficiencia analgésica fue deficiente. Así
como antidepresivos tricíclicos sedantes por la noche para obtener un sueño
reparador (amitriptilina) y un antidepresivo activador por las mañanas
(fluoxetina, sertralina). Otros fármacos utilizados son los anticonvulsivos
como la gabapentina y la pregabalina (Lyrica®) y el Tramadol. El problema de
estos fármacos es el exceso de sedación que provocan con lo cual hacen más difícil
poner en práctica la realización de ejercicio físico, además de los posibles
efectos secundarios que producen (de forma aislada y sinérgica entre ellos).
El tratamiento integral tiene que ir dirigido
a todos los ámbitos del paciente, para redefinir el objetivo de vida de los
mismos, la obtención de bienestar y buscar los roles que estén de acuerdo a los
deseos de su corazón.
ü Ejercicio: es
importante mantener la actividad de nuestro cuerpo físico. El ejercicio
aeróbico se ha visto que puede resultar beneficioso en su justa medida. Yo
recomendaría el Taichi y el Yoga ya que son ejercicios que además resultan
relajantes para la mente y siempre adoptar estas sesiones en el ámbito del
juego y el placer, no como entrenamiento físico (¿a quién le apetece asignarse
más trabajo?, ¿no?).
ü Técnicas cuerpo-
mente:
la meditación es altamente recomendable, nos da capacidad para sentirnos más
cómodos en el presente y disminuir el temor al dolor futuro; las técnicas de “desacoplamiento”
que pueden esquivar los procesos a nivel cognitivo para disminuir o eliminar la
conexión del Sistema Nervioso Central entre la neurofisiología de la memoria
traumática y las emociones, y la fisiología de los síntomas corporales, como
podría ser la EMDR.
ü Nutrición: Dado que el
sistema serotoninérgico está alterado, y los fármacos convencionales buscan
incrementar los niveles de serotonina intersinápticos, nos ayudaremos a través
de la dieta. Nuestro cuerpo fabrica serotonina a partir de un aminoácido
esencial que es el triptófano y necesita una serie de cofactores para
sintetizar la serotonina como la vitamina B6 y el hierro. Prestaremos especial
atención al chocolate, los huevos, los cereales integrales, sésamo, avena,
plátanos, la Hierba de San Juan,…, claro está que no es tan potente como los
fármacos pero progresivamente nos permitirá ir reduciendo la medicación
convencional. También podemos utilizar antioxidantes, vitaminas, utilizar
Vitamina E, C y D, Ácidos grasos Omega3 dada su actividad analgésica y
antiinflamatoria.
ü Homeopatía: analizaremos
el terreno y las modalidades de los síntomas para encontrar el/los medicamentos
homeopáticos más afines para modular la clínica del paciente, Rhus
Toxicodendron si el dolor mejora con el movimiento, Hypericum cuando los
dolores son agudos e intolerables, Symphitum si los dolores son vivos,
punzantes,…
ü Acupuntura: nos
proporcionará un equilibrio energético, dado que es una enfermedad generalizada,
tendremos en cuenta el tratamiento de los factores psíquicos, actuaremos sobre
resonadores SHEN, nos permitirá controlar el dolor valorando su etiología
(frío-humedad, calor-humedad).
Como vemos es una enfermedad extremadamente
compleja, crónica, que debilita y desespera en extremo al paciente y su
familia, no he entrado a valorar la exposición a tóxicos (metales pesados,
PCBs, …) que dejaré para otro momento, pero no quiero cerrar este artículo sin
decir que a pesar de no haber un protocolo para la cura del Síndrome de
Fibromialgia, una pequeña minoría de pacientes ha experimentado remisiones
completas del cuadro clínico, lo cual arroja luz sobre las estrategias a
seguir, les animo a no desesperar, rían, rodéense de personas positivas (han de
superar en número a las negativas), hagan listas por las cuales se está
agradecido a la vida, bailen, pinten, sean creativos, busquen sentido a sus
vidas …